jueves, 5 de julio de 2012

El hombre de mar ¿Realidad o ficción?


María está inquieta. Ella sabe que el encuentro con el hombre de mar le puede marcar su destino.  Serán tres días designados a conocerse, desnudar el alma y darse cuenta si sus vidas se pueden entrelazar. ¿Serán suficientes? No lo sabe, pero le interesa averiguar.

Todavía recuerda el día que se conocieron y el “feeling” que sintió cuando sus miradas se cruzaron. La rosa y una tarjeta le recuerdan que este hombre no es producto de su mente. ¿Eres real?, -le preguntó María, él respondió –claro que lo soy, ¿por qué lo dudas?

Hoy ha llegado el gran día, María sonríe. Su corazón late aceleradamente con sólo recordar la sonrisa y esos ojos verdes que la hacen suspirar. Siente una punzada, que le atraviesa el corazón; siente dolor. Ha sido como un presentimiento, pero no logra descifrar lo que significa.

Sale de su piso, y camina hacia la parada del bus. Piensa en las horas que faltan por verle, cuando llega a su oficina, recibe un mensaje del hombre de mar “Hola, Guapa, ¿lista para esta noche?”

Pasan las horas, y María espera ansiosa. Siente otra punzada, es un dolor más fuerte.  ¿Será una señal? No lo creo, son los nervios, se dice para sí misma.

A las 6 en punto, María le escribe un mensaje de texto, “estoy por salir de la oficina, ¿dónde nos vemos?”. Primer mensaje, segundo, tercero…las respuestas no llegan, el teléfono no lo coge. María advierte otro pinchazo. Siente una angustia y un dolor en el alma. El corazón está herido…

Te espero cuando la noche se haga día,

suspiros de esperanzas ya perdidas.

No creo que vengas, lo sé,

sé que no vendrás.

Pasan los días, el hombre de mar se ha convertido en un recuerdo, sus imágenes se mezclan con la punción profunda en su corazón. María deja de sonreír…sólo quiere volar. Sabe que eso es irrealizable. Aunque sus pensamientos sí lo pueden hacer, ellos toman el vuelo hacia el horizonte. Lejos de todo. De pronto se enfrentan con la realidad.

 Un correo recibido, un texto sin sentido. Un hermano cómplice de una historia imposible. ¿Será parte de la inmadurez del hombre de mar?




La dirección, sólo un código postal sin rumbo fijo. No existe… ¿es una broma?



El dolor se ha vuelto más intenso, su corazón está sangrando…



Una lágrima cae lentamente. Cierra los ojos y suspira profundamente. Toma aire y deja que otro suspiro salga, de esos que representan el sorbo de vida del que uno intenta esfumarse.



 De pronto, María recuerda a La Muerte y a Oliverio en la peli, “El lado oscuro del corazón” y los escucha nítidamente entre sus pensamientos…



María ríe a carcajadas… ¡está viva! ¡Se siente viva! Este dolor se lo grita de manera silenciosa. 


Ahora lo ha comprendido perfectamente y por el momento, es lo único que cuenta.


3 comentarios:

  1. Simplemente profundo :) Me encantó, Elo. Lo más importante es sentirnos vivos, porque como dice La Muerte: nos han soltado desde arriba, pero esos golpes nos hacen pensar más en nosotras mismas y en lo grande que somos. Besos y ya platicaremos más. Te quiero Elo, eres una verdadera guerrera :*

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  2. Eloisa, que preciosa historia!! me encanto!! y deveras que si Elo, eres una verdadera guerrera!! un beso prima!

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  3. Muchas gracias a las dos...qué bien que les guste lo que escribo...estén pendientes que habrá más historias...un besazo...

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