martes, 27 de marzo de 2012

La tierra es un teatro


La Tierra es un Teatro, pero tiene un reparto deplorable.
Oscar Wilde

María sale de su dormitorio. Es la hora del espectáculo. Son las 8:00 en punto.

Tercera llamada….

María abre el gran ventanal que enmarca su sala, cada mañana se acerca a  ese espacio, su lugar habitual, en el que se permite cerrar los ojos por un momento y respirar profundamente el aire puro que a esa hora todavía se puede sentir. Esto es sólo por unos momentos, pues el show va a comenzar…

Escucha la última campanada de la iglesia de su barrio y se acerca aun más para asomar su rostro y poder ver claramente el espectáculo.

Esa es una gata salvaje…su rostro está desfigurado por el carmín desgastado y sus ojos hinchados por la noche que acaba de vivir.

A su lado, aparece un pingüino intelectual. El corte de su traje es impecable y esos pequeños pasos que da por el camino a su trabajo, lo hace parecer más pequeño; es muy pequeño.  Se ha detenido por un momento. Siente que alguien ha golpeado su hombro.  

El tigre dormido pasa de largo, sin mirar atrás. Algo le duele, y se toca su hombr0, posiblemente sea que tuvo un mal sueño. No puede más.

En la parada de taxi, se encuentra una sardina que parece enlatada. No se mueve, está inmóvil y sólo puede detenerse por el poste que tiene a sus espaldas.

Los ojos de María no paran de moverse, a su derecha, izquierda, frente a ella, quiere ver a todos los que hoy han tocado desvelar esta obra. Perros falderos, delfines coquetos, gatitas sumisas, leones atrevidos…

Ella sabe que mañana habrá más personajes, nuevas representaciones que disfrutar.

Pero hoy ha echado de menos a la víbora serpenteante, aquella que sabe que no puede faltar, la que hace daño con sólo mirar a los ojos.


María voltea al reloj de pared de su sala, se da cuenta que son las 9:00 de la mañana. Se nota, la calle ha quedado vacía de nuevo. El show de este día ha finalizado.

Fin

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