Desde hace 15 años, María ha recibido sin falta, cada cinco años un regalo del Universo.
El primero fue a los 30 años, cuando decidió, gracias a la ayuda de un terapeuta, dejar una relación que no era lo que necesitaba y comenzar una nueva vida, dejando la casa de sus padres. Ellos regresaron un día de un lugar de playa cerca del océano Pacífico, donde habían vivido por años, para vivir de nuevo en familia, con María en la ciudad de las montañas.
Así que un día, sin más dejó la casa para cortar el cordón emocional de la familia, su terapéutica le sugirió alejarse de manera física. Era la única forma de demostrarse a si misma y a los demás que podría ser autosuficiente.
Pero lo que no esperaba era que el Universo le tuviera una sorpresa, aquella noche, cuando daba vueltas por la torre latinoamericana recibió el primer regalo. Una caída del escenario durante el ensayo general de una obra en la que participaba, le dio la primera lección de vida: la familia formaba parte de su vida y aunque pretendiera hacerla a un lado, la necesitaba para crecer interiormente. Fueron 7 semanas decisivas en la vida de María, al final aceptó los cuidados de sus padres y se dio cuenta que no era tan malo ser la “niña” de los padres.
El segundo regalo llegó puntual cinco años después, a los 35. María había tenido de nuevo una ruptura que le marcó su vida y decidió hacer lo que antes no había hecho, vivir la vida con un toque de levedad. En compañía de su cuñada casi hermana descubrió las noches intensas de juerga, de llegar casi en “directo” al trabajo y de aprovechar al máximo el día.
Pero lo que no esperaba era la llegada de Apolo. En una rutina médica, le descubrieron a este personaje que habitaba en su cuerpo, un mioma, que había crecido mucho y que tenía que ser extraído de manera inmediata.
Apolo le dio la segunda lección: darse cuenta que el cuerpo ha sido hecho para lo que es, y si “no da hijos, da miomas” palabras de un médico misógino que le dio el pase del seguro para la operación, pero que desde ese día no logra olvidar.
Esta lección la hizo preocuparse por su cuerpo, quererse un poco más, y reflexionar sobre su lugar en el mundo, desde su interior sabía que donde estaba, no era el lugar para ella, que necesitaba algo más que noches de fiesta y un trabajo de rutina.
Hoy a los 40 años, María estaba segura que su tercer regalo era la llegada de este gran día en la vida de muchas mujeres, las cuatro décadas. Ese día llegó con un sabor de plenitud, de paz interior y de una felicidad inmensa por estar en el viejo continente, en una ciudad en la que había encontrado a una nueva familia llena de amigos con intereses en común y con un trabajo que la hacía sentir satisfecha profesionalmente. Era lo que había anhelado.
Lo que no esperaba María era que este tercer regalo no había llegado todavía, lo envío el Universo, como lo hace siempre, intempestivamente. Pero en esta ocasión, María ansiaba que tuviera opción de devolución; algo que sabía que no podía ser.
María haría un viaje a la nieve, y a esquiar por primera vez, con las mejores amigas mexicanas que pudiera tener en esta nueva vida en el viejo continente. Sabía que por fin cumpliría un sueño más de su lista de temas pendientes, el Universo decidió enviarle el tercer regalo dos días antes de su partida.
Un resbalón saliendo de su reunión con un cliente, hizo que su pie se doblara, en un brazo tenía su portátil y en la otra su móvil. Los dos elementos más importantes en la vida actual de María y que sin ellos “creía”que no puede vivir.
Este resbalón le costó a María un cambio radical en su vida, la tercera lección había llegado y en esta ocasión tenía un charco de por medio entre su familia y ella.
María ha descubierto a lo largo de estas casi 4 semanas en casa, de baja temporal, el valor impagable del pedir y dar las gracias. Está consciente que la gente no tiene un compromiso, y que sólo puedes esperar ayuda de tu familia o tu pareja, pero al no tener María ni lo uno ni lo otro, este regalo vino con sorpresas inesperadas.
Nuevos amigos que han llegado para quedarse, amigos con lo que ha afianzado el valor de la amistad, amigos olvidados que regresan a su vida para reencontrarse y sobre todo, personas que ya no formarán parte de esa lista de amigos especiales, pues se ha dado cuenta el lugar que tiene María en sus vidas y el cual respeta, sin lugar a dudas.
Definitivamente, el mejor regalo es descubrir lo “fregona” que es, pues hay que “chingarse” para aprender a vivir consigo misma sin claudicar, siendo creativa para hacer que las barreras físicas no imposibiliten la vida cotidiana. Evitar los desánimos de estar sola y “encerrada” por tanto tiempo sin poder caminar y sobretodo saber que puedes prescindir de esos elementos adictivos del teléfono y de la computadora sin que el mundo se derrumbe.
María sabe que no es la primera ni la última en este mundo en estas circunstancias, que todo lo que ha descubierto no es nada nuevo, pero definitivamente cuando lo vives en carne propia, es el momento idóneo para detenerse por un instante y reflexionar en el“para qué” y aprender a ser mejor persona, y sensibilizarte del valor de la vida, del cuerpo, de la amistad y de la lucha constante para conseguir la felicidad con lo único que tienes ahora mismo frente a ti.
Elo, no pude resistir la tentación de leerte antes de terminar mis pendientes!!!.... Me emocionó leerte :) Gracias por compartirlo! Como te conozco, cuando lo estaba leyendo has de cuenta que te estaba viendo frente a mí. Qué padre! Eres de las mías! ¿verdad que escribir es una terapia increíble? En serio, leerte es estar contigo :) jajaja!!! Te mando un abrazo con muuuuuuuuucho cariño.
ResponderEliminarAmigaaa, yo también te quiero!! este relato es muy muy personal, escribirlo ha sido terapéutico...pero prometo tener historias en tono más humorístico...un abrazote!!
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