Debo confesar que nunca fui curiosa por conocer el significado de mis nombres. Como buena latina y nacida en los 70s, tengo dos nombres. Hay que agradecer a nuestros padres que lo hicieran, así tuvimos la oportunidad de optar por el que más nos gustara y obligar a todos a llamarte por el nombre elegido.
Yo seleccioné el segundo, aunque todavía lo acorté
más, haciendo que todos usarán sólo tres letras de las seis que tiene mi nombre. A
lo largo de estos años, debo reconocer que he intentado crear una marca propia
de mi nombre, fuera del protocolo que implica usar las mayúsculas para
referirte al nombre propio.
Como
paréntesis, necesito contar lo impactante que ha sido la creación de mi marca,
pues ha habido de todo, desde crearme nuevos nombres con un toque de humor y de
albur, hasta llegar a confesarme un compi de mi trabajo, que usó mis tres
letras, -en otro orden, claro, porque fue un varoncito-, para decidir el nombre
de su hijo. ¡Muy fuerte declaración, que todavía hoy intento olvidar!
Así que he decidido con este blog darle un
reconocimiento a mi primer nombre. Después de cuatro décadas, creo que ya era
tiempo de que María tuviera en mi vida un protagonismo, aunque claro sin dejar
a mi “guerrera de la fama”, a un lado.
Mi segundo nombre es y seguirá siendo, la mejor
decisión que mi padre haya tomado cuando me registró como su hija.
No hay comentarios:
Publicar un comentario