viernes, 3 de octubre de 2014

La historia de Apolo y Manuela

Hace 8 años, Apolo llegó a mi vida de una forma inesperada.

En mi afán de prevención y de evitar cualquier tipo de enfermedad, suelo hacerme exámenes de manera periódica. Sí, debo reconocer que soy una hipocondriaca perdida, y ese año recuerdo que necesitaba hacerme una ecografía de colón –claro porque me hacía falta- y le pedí al médico que me diera la orden.

Así que ese día, acostada a media penumbra en aquella clínica, y sintiendo el gel frio en mi estómago, pude ver por el rabillo del ojo la expresión del rostro de la mujer que me hacía el examen.  ¿Se imaginan lo aterrador que puede ser para una hipocondriaca obsesiva aprehensiva como yo, ver a la persona que está valorando si eres sana  poner una cara de angustia con ojos desorbitados y escucharle decir- Esto es muy grande, no puede ser, tienes que ver a un médico de inmediato-.

Es lo peor. A mis 35 años supe lo que era tener un tumor en mi cuerpo. Benigno me decían, -pero, mujer, si es un mioma- Y- ¿qué carajos es eso?- Preguntaba yo. Al final, uno de los médicos a los que acudí me respondió- No te preocupes, es algo normal; en edad fértil, una mujer que no da hijos, da miomas- Así que ese día supe de la existencia de Apolo.

Todos los días previos a la operación, le hablaba a Apolo y le pedía que fuera bueno para que todo saliera bien. El gran día llegó, y  después de que terminaran de suturarme, me despierto asustada y lo primero que digo es -¿dónde está Apolo?,-,  todavía recuerdo como si fuera ayer que Toñi, la enfermera, se acercó con una sonrisa mostrándome un frasco con aquella  madeja de tejido que yo había bautizado como Apolo. Cerré los ojos y le pedí que se lo llevara muy muy lejos. Nunca más volví a saber de él.

8 años después llega Manuela. Su aparición no fue repentina, ya que estuvo ahí cuando Apolo fue extirpado, y  durante estos años, ha estado acompañándome en todas mis aventuras. Su crecimiento ha sido paulatino, y ha estado muy cerca de mí, sintiendo mis temores, disfrutando de mis alegrías, y sobre todo soportando el estrés y la vida loca que he tenido en estos últimos años.

En este momento, la situación es distinta. Después de los 40s, la vida fértil empieza a decrecer y la posibilidad de ser madre es prácticamente imposible para mí, según el dictamen médico.   Aunque  Manuela viene con esa “torta bajo el brazo”, no hay nada escrito. Así que por lo pronto, nada de drama. La vida es muy corta para ello. ¡A disfrutarla!
¡Ay Manuelita!, ¡ya te ha llegado tu hora!
Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír. Anómimo
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domingo, 1 de junio de 2014

¿Simplemente amigos…my buddy?


 
María está perpleja después de haber escuchado a su nuevo buddy decirle que la invitación a tomar unas cañitas era para darle el mensaje de la chica con la que lleva año y medio, que por supuesto no es su pareja, pero que se ha molestado porque su novio- perdón, corrección, según él no lo son, aunque  ella cree que si- se escribe por whatsapp con María. Así que el mensaje fue contundente: Esta chica existe y no le gustan los mensajes que envía María y sobre todo que los finalice con un emoticono de besito de corazón.  




-¿Y qué coño le pasa que no le gustan las caritas de besito?

Pero si son las que todo mundo usa para despedirse, ¿a quién no le gusta un besito tierno y cariñoso? Bueno, es un hecho que a ella no- pensaba María, mientras seguía escuchando, casi de una manera surrealista toda la historia-.


 -¿Qué quieres que haga con esta información?-le decía María un tanto molesta, no entendía si lo que quería decirle era que no le buscara más, que le dejara de escribir o que simplemente  supiera que los coqueteos con esa sonrisa seductora y mirada que tiempo atrás hubiera podido desarmar a cualquier guerrero, no iban a tener efecto, puesto que él ya tenía a su guerrera.

Al final, él solo se limitó a decir, -lo que quiero es que seamos amigos. Ella ya sabe que no voy a perder tu amistad y así quiero que sea-.

-Menudo lío en el que el que estoy metida y además sin enterarme que he sido motivo de discusión entre una pareja que no es pareja-pensaba María cuando regresaba a su casa después de esta cita, que al final no había sido una cita.

Amigos, ¿qué significa esto?, todo el fin de semana María estuvo reflexionando acerca de lo que implica ser amigo de alguien por quien siente una atracción física e intelectual. ¿Es posible que exista una amistad entre un hombre y una mujer sin que las hormonas no se alboroten?

En ese momento, tomó su Iphone para revisar sus contactos. Después de descartar a su familia y amigos cercanos, la lista que ha completado en estos 5 años en Madrid es una “buddy list” el 80% son contactos que están, de acuerdo a su clasificación, en la categoría de hombre peligro y hombre misión imposible.

-¡Madre mía!, ¿de dónde he sacado tantos contactos de hombres que no quieren un compromiso o que están con otra chica, pero que al final se resisten -y yo también claro está, si los tengo ahi a todos- a perder el  contacto?- se repetía María al ver el tamaño de su lista.

Volvió a ver la peli de “drinking buddies” para cerciorarse de lo que podría pasar entre dos personas del sexo opuesto que son amigos,  así como alma gemelas; pero al ver la complicidad, los silencios, las miradas de los protagonistas terminó por confundirla más y lo único que pudo hacer fue bajar al bar de lado de su casa para tomarse una cerveza a la salud de todos sus “buddies”.

Ya con un poco de calor en su cuerpo después de un par de cervezas,  decidió buscar en internet algún estudio que le comprobara la teoría de que sí es posible. Para su desesperanza, la ciencia lo confirma: una mujer y un hombre heterosexuales no pueden ser “solo amigos”.

-La vida es injusta, ¿por qué me hacen esto?, ¿no sería más fácil que el chico que me guste, yo también le guste y asunto terminado?- decía María después de leer el estudio realizado.  Pues no, la amistad como el amor son como el ADN no se pueden saber sus predisposiciones.

Después de unos minutos de silencio, María recordó que ese día soñó con fuego y al buscar su significado entendió lo que tenía que hacer…

Así que con una sonrisa de satisfacción, dio un último sorbo a su cerveza y tomó su Iphone…

-¡Venga ya! A borrar a todos y que vayan y busquen a otra amiga, que la cuota de mi buddy list ya ha sido cubierta.

“Si los hombres equivocados siempre te encuentran, es porque das las señales equivocadas”.

Mafalda

martes, 8 de abril de 2014

Érase una boda (versión española-mexicana)

Monólogo presentado en La Madrilera 
Sala de Teatro en el barrio de Malasaña
Madrid, España

5-12 de abril, 2014

Idea y texto original: Eloísa Pérez
Adaptación: Ernesto de Antonio Hernández





Texto


El año pasado llegó un sobre a mi buzón…estaba apelmazado y dije…mmm por esta densidad y textura promete un interesante contenido.

No era uno de esos sobres vulgares de papel reciclado y gris degradado que mandan los bancos, que parece que se te van a poner las manos negras como si vinieras de la minería de Zacatecas…no, era diferente.

Al abrirlo, el portero de mi edificio vio cómo pasaba de mi inicial expresión de euforia a una angustia inocultable…Pues resultó no ser un viaje gratis a conocer Fátima y las apariciones marianas promovido por la parroquia de la esquina, tampoco la entrega en mano de una cubertería chapada en plata de primera ley por la asistencia a la presentación de la nueva Vaporeta. Ni siquiera un decálogo de buenas costumbres con la imperiosa visita al spa "El chorro encantado" en el décimo lugar...nada de eso, era la ominosa y comprometedora invitación a una boda...Siii neta!!! a una boda!!!!

Miren, he sobrepasado la barrera de los 40  (aunque claro, ¡no los parezco! ) y estaba convencida de que ya no me quedaban amigas ni amigos pendientes de un enlace matrimonial...Es más, me vine a vivir a Europa, crucé el charco,  por el progreso, las nuevas formas sociales y de convivencia…¡no mames goey!...me vine al primer mundo …pensé que aquí el casarse era algo súper pasadísimo de moda…estaba segura de que no tendría que asistir de nuevo a ninguna boda el resto de mi vida.

La realidad, para mi desesperanza, pues resulta ser otra bien distinta...aquí y en la Conchinchina la gente se casa, aunque por estos lares lo hagan ya bien maduritos, hasta el punto de llegar a pensar si no buscan asistencia geriátrica más que un amor desaforado, que de lo de en la enfermedad y en la salud solo parezca que se va a compartir lo primero...

Así que, aunque me hubiera encantado, no me iba a resultar muy sencillo librarme de este gran acontecimiento social. Llegados a este punto, algún malpensado imaginará que me desagradan las bodas porque sigo sola, desorientada, envidiando las felices vidas de pareja de mis amigas, sin tener a nadie al lado para compartir buenos momentos, delicados instantes de amor, magníficas experiencias en compañía, largas noches de pasión con sexo desenfrenado...EN ABSOLUTO, no se lleven el engaño¡¡¡

La historia es otra...

Lo que pasa es que tengo una especie de mal fario con las bodas...Por alguna extraña razón, posiblemente sea el conjuro de alguna pseudoamiga envidiosa, porque en cada boda le ganaba todos los ramos de novia, ya saben esa tradición de lanzarlos hacia atrás al grupo de recalcitrantes solteras...bueno, solo me quedaba con unos pinches pétalos desgarrados en la mano; lo que fuera...pero siempre ha sucedido algo que ha impedido un final feliz para mi…

Bien es cierto que el final feliz, el comer perdices que se dice, corresponde a los novios y no a una simple invitada como yo…pero...¿sería mucho pedir que también me tocara uno aunque fuera por una noche?...el coste neto de la asistencia al acto bien lo merecería...¿no lo creen? Madre mia! que sale por un ojo de la cara entre traje, viaje, regalo, peluquería...

En aquel momento, recordé como en un flashback, aquella angustia de buscar un acompañante para las bodas a las que tuve que asistir...en México eres poco menos que un paria social si no acudes acompañada de un hombre a las bodas, como si fuera un chicle pegado a ti.

Por mi mente desfilaron algunos de esos chicos que invité, varios que eran más tiesos que la mojama, y no daban ni un paso para adelante ni para atrás en el baile..claro porque su vista se fijaba en el escote de la de a lado, intenté con algunos darles más alcohol, a ver si se aflojaban un poco y tenían más ritmo, pero nunca resultó esta táctica, más bien al contrario, alguno se desplomó encima de mí a los primeros acordes de El Danubio Azul, con el consiguiente bochorno personal y descojone general-...

Hubo otro que parecía el mudo de los hermanos Marx, con la notoria diferencia de que este no sonreía ni tocaba el arpa ni siquiera otras cosas más prosaicas), con lo que opté por mandarlo a la chingada!! ...a ver si estando sola la noche presentaba mejores expectativas...

En la Universidad tuve que invitar al amigo del amigo de mi mejor amiga que por supuesto no conocía, pero eso es lo que hace la necesidad!!! Fue como una cita a ciegas, la cosa tenía su morbo. Pero a mitad de la boda decidió irse sin despedirse, dejándome como un náufrago sin salvavidas en medio de la pista de baile. Todavía recuerdo que se llevó mi pintalabios rojo pasión preferido, el muy cabrón!! ..y no precisamente en los morros...

Bueno y aquel compañero de mi primer trabajo, que me invitó a una boda –creo que este chico, al igual que yo se encontraba en un momento desesperado y por eso me pidió que fuera su pareja, porque la afinidad entre ambos era la que podría encontrarse entre Bin Laden y George Bush. Todavía no encuentro explicación a lo que sucedió aquella noche.-

Antes de ir a misa, se detuvo en la farmacia y me pidió que comprara unos preservativos, -es que me da vergüenza bajar con este traje, y no pienses mal, María, son para la broma que le haremos al novio esta noche.-

Estaba indignada por la propuesta. Yo soy una niña bien, una fresita de Monterrey, y nunca iría a comprar unos condones!! Eso imposible. Por lo que no le hice caso... Pero lo que sí hice a mitad del postre y ante una mesa repleta fue soltar la historia. Todos se giraron a observarlo y le comenzaron a mentar la madre hasta que la canción de Luis Miguel terminó para dar inicio al vals de los novios.

Al final, él se vengó yéndose a bailar con una pelirroja despampanante, que obvio decir no era yo.. Después de tal ofensa, le rogué que me llevara a mi casa. Nunca más volví a hablar con él. 

Ay madre mía…y también me acordé de aquel buen amigo, al que invité amablemente para que me acompañara a la boda de la penúltima amiga soltera de mi grupo de universidad, todavía sigue siendo la penúltima, ya que mi boda será la última. Bueno eso es lo que espero que pase algún día, aunque como aseguré antes…no estoy en absoluto desesperada porque suceda.

Le dije –por favor, no te asustes, pero todas te va a preguntar si hay algo entre nosotros, inclusive los maridos, así que tu calladito te verás más bonito.-

Pero eso no fue así, a la segunda pregunta...lo agarraron como al tigre de Santa Julia y tuvo que soltar prenda...y solo pudo decir, en tono desesperado...

-María me ha contratado, soy acompañante de bodas, tengo un anuncio en el periódico-

Bueno, bueno, me saltaban chispas, y si mis ojos mataran, lo hubieran fulminado en ese momento. Después de un incómodo silencio, una de mis amiga se limitó a decir (en tono de fresa) –en serio, tipo que es una súper buena idea gooeyyy..pásame tu teléfono, que tengo varias amigas, tipo que podrían interesarse en tus servicios.-

En fin…con este historial pueden imaginarse lo que padecí cuando recibí aquella invitación de boda de mi amiga española…

Uff...¿pensé…qué sucedería en esta boda?, ¿sería diferente para mí?

Sabía que, por lo menos, no existía la presión social por no llevar pareja, lo que ya era un adelanto de que podría que esa noche podría ser distinta.  Como todos ustedes saben, en España no es indispensable llevar un acompañante. Es más, por economía ya no conviene..

Así que respiré profundo y decidí asistir…quizás el hecho de que a este pueblo llegaron los marineros en la “La Pinta” para anunciar el descubrimiento de América podría ser la señal que tanto había esperado para que el maleficio fuera roto milagrosamente.

Y así fue, aun cuando los novios me buscaban afanosamente un amigo soltero, yo desistí….

Quería romper el hechizo, nada de hombres…así que disfruté del fin de semana sin presiones, incluidas las corporales, que hay que ver cómo se pegan algunos acompañantes, claro, observan un reposadero mullido y allí que se me colocan simulando ternura...


Hasta se multiplicaron las bodas como los panes y los peces en Canán,. Un día antes, mis amigos y yo entramos de colados a una boda, digo para ir ambientándonos…estuvo divertídisimo …y ya el segundo día asistimos a la verdadera boda. Fue un gran casamiento... y encima fui la única beneficiaria del ramo de flores nupcial ¡¡¡¡

Todo felicidad y sin víctimas propiciatorias ni daños colaterales, que siempre suelen converger en mi inocente persona...

Fue un gran acontecimiento…y creo que el hechizo se rompió cuando regresé a Madrid…otra vez la rutina del trabajo cotidiano, aguantar a los jefes, clientes...y de la insulsa vida en soledad..pero es lo que hay...

Dicen que una boda llama a otra boda. Así que… ¿de quién será la próxima? Espero que sea la mía, ...mmm (tono preocupado) aunque viendo cómo mis amigas se están divorciando en masa... son capaces de adelantárseme de nuevo, las muy cabronas!!!!!

FIN



miércoles, 15 de enero de 2014

Un remedio para curar el alma…


 
María recibe la noticia sin estar preparada para asimilar lo que su amiga siente en ese momento. Una lágrima recorre su rostro y siente una punzada en el estómago.  Escucha sus palabras, pero en su mente solo existe un pensamiento, -¿qué puedo hacer para quitar ese dolor de su alma?.-

Por ahora, un abrazo y un te quiero son suficientes para hacerle saber que esa aflicción es compartida. No en el mismo nivel, pero si en el sentimiento del cariño que María tiene por ella.

El día transcurrió para María sintiendo una tristeza profunda de saber que el compañero que había elegido su amiga para compartir una parte de su vida, se ha ido, dejándole una ausencia física difícil de sobrellevar.

María recuerda a la adolescente que fue, ilusionada por un chico con desparpajo y una sonrisa encantadora, que vivía a cientos de kilómetros de ella y que le prometió regresar en el siguiente verano.  Este chico le dejó una tarjeta de navidad con un muñeco musculoso saliendo de una caja de regalo y la promesa de verse de nuevo. En la noche de año nuevo falleció en un accidente de auto y toda esa ilusión de que él podría ser el primer amor se esfumó ante este suceso.  Aquella tarjeta estuvo guardada por 20 años, y cada año la abría para recordar la ilusión de sentir el cosquilleo por un chico con cara de niño y cabello rizado que no cumplió su pacto de regresar.

En este momento, María suelta una media sonrisa y piensa –ahora entiendo porque cada año le pido a Santa y a los Reyes el mismo regalo: un muñeco de carne y hueso.-

De pronto, María trae a su presente una imagen que ha intentando bloquear de su mente. El hombre que le regresó la ilusión del amor, y  con el único que ha imaginado un proyecto de vida. Aun y cuando habían hecho una promesa de estar juntos para siempre como esposos;  un día, sin más, desapareció sin una llamada o correo de despedida. Solo un mensaje con su madre, para avisarle que pronto volvería para casarse con ella. Un año después, después de sentir el fantasma de su ausencia junto a ella, de pronto despertó de su letargo. –Es como si se hubiera muerto-. Así lo expresó María cuando se dio cuenta que no volvería a verlo nunca más y que fueron meses los que postergó lo inevitable. –este dolor en el alma se siente cuando alguien a quien amas, muere-.

A María le llevó un tiempo regenerar su alma. Esa congoja de pérdida no es fácil de sanar; cuando esa persona muere, también se van tus sueños y promesas sin cumplir.

María sabe que no hay palabras suficientes para aliviar la pena de su amiga. Su corazón se ha partido en pedazos y tardará el tiempo que  ella considere necesario para pegar cada pieza y volver a sentir de nuevo la ilusión de la vida.

Mientras eso sucede, lo único que tiene para darle son abrazos llenos de energía que puedan aminorar esos pinchazos en su corazón.

Aunque,  María está convencida, que el amor de ese compañero que ya no está físicamente será  el remedio más poderoso; esa fuerza que necesita para ver la luz de nuevo.  

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“No perdiste a nadie, el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.”

 Facundo Cabral