miércoles, 16 de octubre de 2013

Los policías detrás de una princesa azteca…


Hoy he vivido la historia más extraña de toda mi vida, esto considerando que soy una niña fresita regia, que  vive como princesa pijita en Madrid, -o por lo menos eso es lo que creía, hasta el día de hoy.  

Tuve una tarde con mucho lío en el trabajo,  y estaba ya cansada, así que mientras cruzaba la calle, pensaba si hoy era un buen día para ir a la piscina y descargar el estrés, perdón, tengo que ser honesta, la resaca acumulada de mis últimas semanas de fiesta.

Es importante aclarar que trabajo en una de las zonas más exclusivas de Madrid. Aunque lo que se veía cuando cruzaba la calle, era a una chica nada glamorosa. Con mochila en hombros, ya que la portátil pesa mucho.  Y  aunque no luzca como me gustaría, a estas alturas de  mi vida europea, prefiero cuidar más mi espalda, que mi imagen.  Eso sí, con mi bolso de Marc Jacobs y ropa comprada en el Corte Inglés. Debo ser sincera, andaba un poco a la “despreocupé”, porque no fui a las oficinas de mi cliente.

Al llegar al otro lado de la acera, me detengo en Corte Fiel, es una de mis tiendas favoritas de ropa casual para oficina. Veía en el escaparate algunas cosas que me gustaron, vacilé un poco, pensando en entrar y ver las rebajas, pero desistí. Pensé –tengo que ahorrar, que llevo muchos viajes este año.

Continúo mi camino hacia la parada del bus, y de pronto se acerca un tipo de aspecto jovial. Se para enfrente de mí y hace que detenga mi paso; cuando volteo, tengo a otro, junto a mí. Sin más, uno de ellos abre su chaqueta y me muestra una placa y me dice –denos su bolso que necesitamos registrarlo. Somos policías y estamos haciendo una investigación-.

Abro los ojos asustada y les digo –yo no les voy a dar mi bolso, ¿cómo sé que realmente son policías?- Lo dos hablan al unísono, uno de cada lado mío, y me decían un montón de cosas que yo apenas escuchaba. Estaba tan nerviosa que todo se mezclaba, -que era normal este tipo de inspecciones, que yo tenía que acatar la ley, que no podía negarme… De pronto volteo y veo a un guardia de seguridad de una joyería, también muy exclusiva; logro caminar hacia él, entro a la tienda y le digo, -dígame si estos tipos son policías, yo no les daré nada mi bolso, pero necesito saber si me dicen la verdad.

El guardia de seguridad parecía divertido, no sé si por la situación o por la cara que puse de terror. Él  solo se limitó a sonreír y decirme, -sí lo son, hágale caso.- Volteo de nuevo y pensé, -esto es una broma, debe haber alguna cámara escondida. No encuentro otra explicación, si estoy casi a punto del desmayo y este hombre se está riendo de mí.

Los tipos no entraron a la tienda, pero desde afuera, uno de ellos, -el más guapo de los dos- me habló más fuerte y me dijo que tenía que salir de ahí y mostrarles el bolso y mi mochila. Que ante la ley, yo no podía negarme.

Volteo para todos lados, buscando un lugar donde ponerme, ya que pensaba que si les daba mi bolso, podrían salir huyendo con él. Y les digo, -vamos a la banca del bus. El otro tipo dice, -donde usted nos indique.-

Cuando llegamos me siento en la banca, ya que me temblaba todo y una lagrimita comenzaba a asomar por mis ojos y sigo en mi postura de no darles mi bolso. Así que el tipo dice -¿qué pasa?, ¿en su país no hacen inspecciones de este tipo?, a lo que le respondo -en mi país, llegan con placa falsa y me roban todo, así que no me fio de ustedes.

Ya desesperados por mi falta de cooperación, los dos comienzan otra vez a hablar al unísono, -que si les tengo que mostrar el DNI, que si he sido detenida antes, que cuanto tiempo llevo viviendo en España, que donde trabajo. -Demasiada agobiada con tantas preguntas y viendo a la gente a mí alrededor tan tranquila, como si fuera esto de lo más normal, respiré profundo para ahogar otra lágrima y no me vieran más nerviosa de lo que ya me encontraba.

Así que, temblorosa, saco de mi bolso el DNI y se los entrego. Me dicen, -tenemos que registrar todo. Sin dejar mi bolso y mi mochila, les permito esculcar dentro de ellos.

Al final, no encontraron nada. Era obvio que no iban a encontrar nada,  y solo se limitaron a decirme, -usted coincide con una descripción de una persona que roba en tiendas. Su mochila está abultada y parecía como si escondiera algo. - ¡Valgame Dios! Esto significa que si traigo mi ropa deportiva y mis tennis/zapatillas soy sospechosa de hurto porque se "ve" muy pesada.

No me pidieron disculpas, simplemente se fueron…dejándome con una sensación de vacío y de impotencia. Al inspeccionar el interior de mi bolso, fue como sentir que me desnudaban, y que una parte tan personal fuera tocada por estos tipos.

No puedo decir más…solo que espero que esto no me vuelva a suceder, pero siendo latina en un país como éste, con tantos problemas por la crisis, seguro que pasará de nuevo. Ahora ya sé lo que tengo que hacer, pues ante todo soy una orgullosa princesa azteca.

2 comentarios:

  1. Como "Cristiano viejo" (igual a mi no me hubiesen parado esos policias por un concepto tan arcaico como ese) me parece que la situación es del todo humillante y reconozco que en tu caso, también me hubiesen aflorado las lágrimas de rabia e impotencia.

    Entiendo que la labor de la policia es la de prevenir y vigilar. Puedo comprender que te ajustes al perfil de una sospechosa, pero antes de nada eres inocente mientras no se demuestre lo contrario y, sin embargo, te trataron como culpable directamente. Eso son los hábitos que tienen que modificar, porque estoy seguro de que en el momento en que actuaste como lo hiciste, tu lenguaje verbal y no verbal, debió dejar entrever tu inocencia

    ResponderEliminar
  2. Hola!! , fue un momento muy embarazoso, ya que como dices, me veían como culpable desde el inicio, creían que mi mochila traiga la mercancía "robada" . En fin, ya pasó y todo quedó como experiencia. Gracias por tu comentario y por leerme. Un abrazo.

    ResponderEliminar