María observa el sobre que ha recibido. En su mente
solo escuchaba su propia voz que decía -¡No, por favor!, ¿una boda?, ¿por qué
tengo que seguir asistiendo a bodas?
María ya ha pasado de los 40s e imaginaba que
se había librado de todas las bodas habidas y por haber de sus amigos. –En
Europa, las parejas no se casan, así que seguro allá no tendré que ir a ninguna
boda.-
La realidad era otra; aquí y en China las parejas se
casan, ya maduritos, en la segunda y hasta en la tercera vuelta hay
casamientos. Así que, aunque a María no le agrade, sabe que no se librará tan fácilmente de este gran acontecimiento
social.
No piensen que su desazón es porque ella no se ha
casado y se muere de la envidia, al ver que cada año más amigas se casan y ella
sigue solterita, viendo pasar el tren de su vida sin una pareja. ¡No!, ¡eso
nunca!
La historia es otra…
María tiene una especie de “karma” con las bodas. Por
alguna extraña razón, -quizás un embrujo puesto por alguna pseudoamiga- en los
últimos años, a cada casamiento que ha asistido, ha sucedido algo que le
impidió su “final feliz”.
Es cierto, que el final feliz, le pertenece a los
novios, -futuros esposos,- pero ¿no creen que ella también se merece uno,
aunque sea por una noche?
Ese día, sentada en el sofá
de su piso madrileño, solo se limitaba a observar el sobre. Al abrirlo, salieron
algunos de los recuerdos de sus bodas pasadas como invitada.
De pronto rememoró la
angustia de encontrar un acompañante de boda, ya que las bodas en México, es
casi indispensable llevar como llavero un hombre a tu lado.
Por su mente desfilaron
algunos de esos chicos que invitó, varios que eran más tiesos que el pan
después de haberlo congelado, y no daban ni un paso para adelante ni para atrás
–intentó con algunos darles más alcohol, a ver si se aflojaban un poco y tenían
más ritmo, pero nunca resultó esta táctica.-
Otro más, que parecía que de
pronto fuera mudo. Ese día , recuerda, optó por mandarlo a su casa, para seguir
la fiesta sola con sus amigos. Después de todo, no hablaba…
Los momentos más memorables
han sido con algunos especímenes llamados hombres…
El amigo del amigo de su
mejor amiga que a mitad de la boda decidió irse, dejándola –sin despedirse- en
la pista de baile. Todavía recuerda que
se llevó su lipstick rojo pasión preferido…
Aquel compañero de su primer
trabajo, que la invitó a una boda –creo que
este chico, al igual que
María se encontraba en un momento desesperado y por eso le pidió que fuera su
pareja. Todavía no encuentra explicación a lo que sucedió aquella noche.-
Antes de ir a misa, se
detuvo en la farmacia y le pidió que comprara unos preservativos, -es que me da
vergüenza bajar con este traje, y no pienses mal, María, son para la broma que
le haremos al novio esta noche.- María indignada por la propuesta, a mitad del
postre. Soltó la historia. Todos voltearon a verlo y le lanzaron varios
recuerdos de la madre, hasta que la canción de Luis Miguel terminó para dar
inicio al vals de los novios.
Al final, él se vengó, yéndose a bailar con una pelirroja despampanante. Después de eso, María le pidió que la
llevara a su casa y nunca más se volvieron hablar.
Aquel buen amigo, al que invitó
amablemente para que la acompañara a la boda de la penúltima amiga de su grupo
de universidad, -todavía sigue siendo la penúltima, ya que la boda de María
será la última. Bueno eso es lo que ella espera que pase algún día.
María le dijo –por favor, no
te asustes, pero todas te va a preguntar si hay algo entre nosotros, inclusive
los maridos, así que tu calladito te verás más bonito.-
Pero eso no fue así, ya
que mientras esperaban, llegó la más
indiscreta para preguntar quien era el acompañante, después de varias preguntas
sin respuesta, él dijo, -te voy a decir la verdad...
María me ha contratado, soy
acompañante de bodas, tengo un anuncio en el periódico- Los ojos de María
saltaban chispas, y si esos ojos mataran, lo hubiera hecho en ese momento. Después
de un incómodo silencio, la amiga se limitó a decir –dame tu teléfono, que
tengo varias amigas que podrían interesarse en tus servicios.-
El último suceso fue hace
dos años en España –María pensó que igual en Europa el hechizo podría romperse;
pero no fue así. En esa ocasión, un par
de primas del novio, le pidieron ser partícipe de una broma para su
hermano soltero. A María le pareció divertido, así que aceptó. A él le dieron
la liga y a ella el ramo. Los hicieron bailar y darse un beso. Después de eso,
-seguro que este hombre tiene delirio de persecución,- imaginó que María había
ideado todo esto para “atraparlo”. A toda la familia le dijo que tenía miedo de
lo que pudiera hacerle.
Uff...¿qué sucedería en esta
boda?, ¿sería diferente para María?
Sabía, que por lo menos la
presión social de no llevar pareja ya era un adelanto de que podría ser
distinta esa noche. En España no es indispensable, llevar un acompañante. Es más, por economía no se recomienda.
Así que respiró profundo y
decidió asistir…quizás el hecho de que a este pueblo llegaron los marineros en
la “La Pinta” para anunciar el descubrimiento de América, podría ser la señal
que tanto había esperado para que el maleficio fuera roto milagrosamente.
Y así fue, aun cuando los
novios le buscaban un amigo soltero, ella desistió. Quería romper el hechizo,
nada de hombres…así que disfrutó el fin de semana sin presiones.
Hasta tuvo dos bodas. Un día
antes, sus amigos y ella entraron de colados a una y el segundo día, asistieron
a la verdadera boda. Fue un gran casamiento.
Dicen que una boda llama a
otra boda. Así que… ¿de quién será la próxima?
A las fuerzas del amor, el que huye es vencedor...